En Panamá
llevamos años tratando de descifrar las facturas o cuentas de los restaurantes… Ante la pregunta “¿desea usted agregar la propina? normalmente quedamos algo desconcertados y nos toca revisar nuevamente la cuenta...
...A veces aparece un renglón misterioso de “Servicio”, el cual nunca terminamos de entender, pues se supone que el establecimiento tiene a
su personal bajo un contrato legal y que quienes te atienden deberían cobrar un salario justo para brindar precisamente eso, el servicio…
Más confuso se torna cuando ese renglón viene junto al de “Propina sugerida”, nos preguntamos sobre la diferencia entre servicio y propina y nos asaltan dudas, una tras otra, hasta que cedemos para terminar de una vez por todas con esa calamidad...
Lo cierto es que invertimos parte de nuestro gasto familiar en restaurantes para hacer de nuestra vida algo más agradable. A veces nos resuelve el poder relacionarnos con familia o amistades sin ensuciar cocinas ni poner a nadie a "trabajar" (cocinar, atender...). Otras veces simplemente buscamos el placer de la experiencia que te brindan ciertos restaurantes, especialmente cuando son lugares agradables, con personal que te atiende bien y donde puedes probar platillos deliciosos. En el mejor de los casos esperamos una combinación de ambas.
Pero sea cual sea nuestro objetivo, tener que ponernos a analizar si los conceptos de la cuenta son o no "legales" o "abusivos" nos empaña el efecto que esperábamos de la experiencia que -por cierto- nos cuesta dinero de nuestros bolsillos. Tanto es así que para evitar amargura tras el dulce postre, cedemos sistemáticamente a la dictadura del bendito papelito que para colmo cierra con el aún más desconcertante "esto no es una factura".
Por cansancio, pudor, prisa o
pereza llevamos años aceptando este tipo de abusos y pagando en exceso en
restaurantes y cafeterías.
El abuso no se queda en el interior del local, pues a la salida nos espera el "joven" del estacionamiento, el cual
en muchos casos tiene un salario para realizar ese servicio, pero sentimos que
somos injustos o “abusivos” como clientes si no le damos “propina”.
Para quienes vivían
pensando que eran los únicos molestos por esto, pareciera que éste ha sido -por
años- un mal común, pandémico y endémico, a tal punto que políticos y ciudadanos cercanos
a los círculos de poder, eran víctimas de lo mismo que le ha venido sucediendo a
usted y a mí. ¡Qué dicha! porque eso hizo que se llevara el caso a la Asamblea y -al fin- el Presidente de la República ha tomada cartas en el asunto sancionando una ley que nos proteja de este abuso:
“La propina o gratificación
por el servicio prestado será a partir de hoy, jueves 4 de agosto, voluntaria,
por lo que no será incluida como cargo adicional al precio convenido o
anunciado, salvo que se trate de servicios pre contratados en los que
determinen el cargo de propina.
Así quedó establecido luego
que el presidente de la República, Juan Carlos Varela, sancionó la Ley N°34,
que modifica y adiciona disposiciones a la Ley 45 de 2007 sobre protección al
consumidor y defensa de la competencia.” , nos dice hoy dpanama.news. También leemos que "Se prohíbe al proveedor la
adopción de cualquier práctica que induzca al consumidor a confusión, error o
engaño sobre el precio de los bienes y servicios ofrecidos.”
¡Pues qué bien! Digo yo. Al menos, esto "sí caminó"... Esta nueva ley podría cambiar nuestras veladas para siempre...
Pero tras las emociones que a todos nos suscita la noticia, cabe observar que esta sanción de ley, más allá de "justa", es una estrategia política brillante, de hecho no podía ser más "oportuna"! Este tipo de leyes que protegen al consumidor caen como agua de mayo en tiempos de vacas flacas...En fin, aceptaremos la noticia como positiva, si les parece... porque hasta el momento parece tener luz verde casi en su totalidad...
La flamante Ley 34 según leemos en la noticia, pareciera cubrir los 360 grados de la experiencia, adicional a lo interno, las áreas privadas de estacionamiento también deberán tener sus costos regulados y no sólo eso, deberán tener sus tarifas expuestas o de lo contrario se tornan también
en propina de carácter voluntario... Simplemente fabuloso...!
Si nos apegamos al factor etimológico, la “propina” desde hoy ésta recupera su identidad de “reconocimiento pro activo" al
buen servicio o a la buena atención, la cual, por cierto, conforma el 80% de la
experiencia en un restaurante.
Digamos pues que, a partir de hoy, "DAR propina" será cuestión de voluntad, lo que nos lleva a que, en adelante, "RECIBIR propina", como
todas las cosas importantes de este mundo, pasa a ser cuestión
de actitud.
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