Asoma diciembre y con él llega el momento de cerrar un
año para poder abrir otro. Por alguna razón nos gusta pensar que el año que
cerramos ha sido más complejo o especial que el anterior, algo que suele nacer
del poder que tienen las emociones más recientes, incluso por la fuerza de lo
que se vive en el momento del “cierre”. Éste, para colmo siempre llega a
puertas de la Navidad que, valorada sobremanera, genera altos niveles de estrés a la población…
A algunos porque se presionan con un gasto atroz e innecesario, otros porque en
estas fechas piensan en aquellos que quedaron atrás… Ni hablar de aquellos que
están viviendo en estas fechas cualquier tipo de precariedad en sus vidas.
Este 2016 ha sido también un año durísimo a nivel
global, con un oriente medio convulsionado que produce muerte, refugiados y
huérfanos, con dolorosos atentados en Europa y en África y con devastadoras
catástrofes naturales en varios puntos del planeta pero especialmente en el
continente asiático. A pesar de ello, tengo la impresión que este año cierra
con el mundo más preocupado por el resultado de las elecciones presidenciales
en los E.U.A., cual catástrofe
natural, cuando en realidad se trata de algo que obedece a la voluntad
democrática de un pueblo libre, que pudo ejercer su voto y eligió el candidato
de su preferencia...
Quienes ven el presidente electo como la personificación de todos los males, en estos días van digiriendo su victoria como si de un evento de proporciones apocalípticas se tratara, mientras hipócritamente siguen
aceptando bolsas plásticas en el supermercado, emitiendo gases contaminantes a
diario como desodorante en sus hogares, usando su automóvil para ir a la
vuelta de la esquina y comprando comida multi- procesada y envasada…
He leído tantas mamarrachadas tras el resultado de las
elecciones de los Estados Unidos que me pregunto si quienes alzan su voz para
dejar de “memo” al vecino hicieron acaso una mejor elección de presidente en su
propio país. Corramos un tupido velo con esto, pues si observamos México,
España o Panamá no acabaríamos…
Esta semana, además, falleció el dictador cubano, no así su dictadura; gracias a la insaciable sed de poder del ya difunto Fidel, éste aseguró la permanencia del régimen con el traspaso en vida de su "corona" de dominación sobre la Perla del Caribe. Así pues, tal parece que el 2016 aun no sea el año de la liberación del pueblo cubano. Unos, los más oprimidos, se consuelan con la belleza que los envuelve, con el amor de sus seres queridos o con el son, la música más poderosa del planeta después del Requiem de Mozart...Otros se desesperan con la imposibilidad de poder tener sus zarpas en el punto más estratégico al sur de La Florida y otros observan desde afuera la aun irremediable realidad... Amanecerá y veremos.
Cada quien sabe lo que este 2016 le habrá enseñado. Doce meses dan para muchas vivencias y oportunidades, pero sea como sea, merece
la pena sacar una enseñanza de peso para que todo lo vivido se convierta en
lección aprendida y no en una nueva piedra en la mochila.
Si deseamos que lo vivido en este año sirva de fundamento para un
mejor año en 2017, éste podría ser un buen momento para revisar las claves de
una vida que nos haga dignos de estar en este mundo:
De veras, suene trillado o no, lo creo con toda firmeza:
tratemos de no ser “uno más” en este mundo. Evitemos ir por ahí solo para "sacarle" a la vida lo que “se pueda”, menos si ello es esperando vivir a costillas de otros. Esa es la mente de una sociedad inmadura que solo trae mal al mundo. ¿No es vergonzoso quedarse
ahí?
Arrópate hasta donde tire la manta. Es sencillo: Tu
casa, tu auto y tus demás posesiones
materiales deben ser algo agradable, es decir, algo que puedas afrontar con
total comodidad y que te hagan sentir bien al proveerte de ventajas en tu
bienestar o el de los tuyos. Pero asegúrate de que no sean elementos u objetos
de ostentación, especialmente si te llevan a mal vivir, a hundirte en deudas o
a tener que recurrir a formas poco loables o faltas de ética para aumentar tus
ingresos. Nada lo justifica, sé coherente y evítalo, básicamente para ser feliz
y hacer así feliz a los tuyos.
Nútrete adecuadamente, cuida tu salud. Además de
ahórrate elevados costos médicos te llevará a dormir mejor, a tener un mejor
aspecto a sonreír más y en general va a resultar un optimizador de tus habilidades
mentales y físicas; una indudable ventaja para ser más feliz.
Educa a tus hijos para que sean buenas personas, generosos,
coherentes, sanos, responsables y solidarios, en vez de competitivos, egoístas
y materialistas. Si lo haces asegurarás una mayor felicidad de tus hijos y al
mismo tiempo le darás al mundo un mejor legado.
Ama a tu pareja con generosidad. El gran secreto de una
pareja feliz es la combinación de la auto responsabilidad en materia de salud y
bienestar junto con una enorme generosidad de ambos, hacia el otro. Lo que lleva a tantos
matrimonios a romperse en estos tiempos es a menudo una pesada combinación de
inmadurez y egoísmo por parte de uno o de ambos en una pareja. Las adicciones
son fruto de ello y vemos elevados consumos de alcohol, por ejemplo, en muchos
adultos con familia. Ello difícilmente lleva a un proyecto de vida pleno y
feliz.
Por otro lado, el dejarse presionar por temas materiales o de apariencia
es otro destructor de hogares y de familias. Nunca hagas por dinero algo de lo
que no puedas sentirte orgulloso y menos aún, algo que pueda perjudicar a tu
familia.
Por lo demás, fija tus metas del 2017 en una lista
manejable, de esas que están pensadas para dar un paso a la vez y caminar sin
prisa pero sin pausa, colocando primero un pie y luego el otro.
Feliz 2017 a todos.