lunes, 17 de marzo de 2014

La Élite silenciada


Es absurdo aseverar que las vocaciones han muerto, en pos de intereses materiales superficiales y de una visión limitada del joven de hoy. De hecho, no podría estar en mayor desacuerdo con esta pesimista y mediocre lectura de las nuevas generaciones, la cual, por cierto, considero que encierra oscuras intenciones por parte de quienes la van mascullando...

Entre nuestros jóvenes, hallamos hombres y mujeres de bien, que defienden su vocación así sea sacrificando lo que para muchos se llama “calidad de vida”.

Si no saben dónde hallarlos, pueden empezar por AIESEC, la plataforma de potenciación y desarrollo de talento en la que cada día se suman más estudiantes de nuestro país, de los cuales salen mentes brillantes... todos ellos tienen verdaderas vocaciones, talento, entusiasmo y valores éticos, tuve la oportunidad de ser miembro del Board de Asesores y debo reconocer que aprendí más yo de ellos que a viceversa.


Si han conocido algún joven así y han tenido oportunidad de conversar con alguno de ellos, habrán notado que son jóvenes que mientras esperan un espacio para SER, no paran de trabajar duro para ganárselo. Si no los has tratado te diré que están ahí y probablemente son algunas de las personas con quienes te cruzas a diario.

Estos maravillosos estudiantes debo describirlos como hombres y mujeres que saben cómo trazar de forma ejemplar un camino propio hacia el mundo profesional, y hacia su “mañana”, tratando el “hoy” con la voluntad del más valiente. Definitivamente, lo hacen bajo parámetros diferentes a los de las generaciones anteriores; pero es que su nueva forma de entender la vida va acorde con los parámetros del siglo veintiuno, que ya no son los del siglo que ni me vio nacer ni crecer.

Veo en los ojos de muchos de ellos la confianza que depositan a diario hacia su futuro y la pasión con la que viven su presente, y lo que más me impacta es el enfoque con el que trabajan, su sed de realización de proyectos personales y profesionales ejemplares, la confianza en sí mismos y en la sociedad en la que van a desempeñarse en adelante.

Lo hermoso es que, este fenómeno de “propuesta de renovación generacional” tan entusiasta, está teniendo lugar en nuestro mundo, el mismo cuyas noticias se visten de luto a diario.

Nuestros mejores jóvenes, se tienen que abrir paso entre un denso escenario, cuyos protagonistas son las crisis económicas y de valores, las guerras civiles, el tráfico de drogas, de personas y de armas, la corrupción, la falta de agua y de alimentos, la contaminación de los ríos y de los océanos y el crecimiento de la cifra de especies en extinción y otros horrores. Lo que, por cierto, me lleva a respetar aún más su obstinación (la de los jóvenes que describo hoy) hacia su buen hacer, su capacidad de trabajo y su Fe en un mundo mejor, a partir de su gesta particular, nada insignificante. ¿No creen que deberíamos aprender de ellos?

Ciertamente el mundo de hoy está hecho un desastre, pero no es precisamente por causa de los que apenas hoy comienzan a vivir en él…

Los descendientes del desastre (si me permiten llamarlos así) no lo piensan dos veces a la hora de agacharse a recoger -con sus manos- la basura de otros (literalmente) y lo hacen como voluntarios. Algo así los convierte -a mi criterio- en seres muy superiores a los que ,con menor conciencia, regaron vergonzosamente esa basura en un ambiente natural.

Pero a pesar de su fuerza y su valor, este colectivo es como una figurita de cristal, en peligro constante; pues un simple acto de corrupción de bajo funcionario (por ejemplo) puede ser suficiente para que un niño o un joven vulnerable, crezca creyendo que el mundo es sólo para los abusivos. Así mismo, “un solo vaso de foam volando hacia la dirección incorrecta” puede ser suficiente para desviar una vida que se enfocaba hacia el servicio de calidad social y provocar que cientos de miles de seres humanos dejen de recibir las bondades que iban a darse en nuestro mundo con ese "adulto en potencia" al que le dimos mal ejemplo. El efecto mariposa nos debería alarmar y obligarnos a revisar nuestras rutinas diarias y actitudes en general. S

Somos responsables del ejemplo que damos a todo menor que pueda observar nuestra conducta, seamos o no conscientes de ello. No hay excusa para no asumir esta responsabilidad.

Si queremos que haya futuro, cuidemos la vida, no sólo la nuestra, sino la de quienes impactamos con nuestro paso por el mundo,  para así contrubuir sin grandes esfuerzos a dejar un mundo mejor. O cuanto menos, no tan atroz para las nuevas generaciones; Éstas, ya están trabajando en pos de ello, pero necesitan del apoyo y ejemplo de los referentes que existen en cada contexto social.

Es innegable que una sociedad enferma incluye a juventud enferma, en parte por lo mencionado más arriba, y  como resultado de tantos errores -que hoy con fiereza deberíamos enmendar- es que tenemos un porcentaje preocupante de jóvenes atrapados en las peores dinámicas y enfermedades. Sin embargo, este post se lo dedico al colectivo menos observado, conformado por un considerable porcentaje de seres humanos aún de corta edad que -sin importarles las barbaridades que de ellos se digan- luchan a diario, con ese idealismo que sólo ellos saben proferir y que es tan necesario. (Dije considerable al referirme al porcentaje pues, así tuviéramos a un solo joven con entusiasmo, valores y capacidad, en nuestras manos, deberíamos todos velar por él y por el mundo que le dejaremos).

El post de hoy tiene por objetivo observar con más detalle, a ver si logramos ver más allá del suéter ingenioso y un rostro a veces inevitablemente invadido de acné (el cual, por cierto, ignórenlo; Señores, nadie va con acné en el rostro por gusto, así que no le digan estupideces al muchacho o a la muchacha que sufre de acné que ya es bastante duro, y lo digo por experiencia).

El que tenga la pericia de verlo, notará esa mirada limpia y tímida de nuestra “élite silenciada” y entenderá que merecen tener su propia voz. Creo sinceramente que respetar su conocimiento para hacer un uso adecuado de sus habilidades, sería un síntoma de inteligencia social.

Propongo pues que seamos mucho más sabios y valientes y les demos el merecido espacio en cada contexto social en el que haya cabida al diálogo de trascendencia: En el Hemiciclo, en las administraciones públicas y privadas en general, en las escuelas, en las juntas vecinales, en los centros deportivos, en los hospitales y en las Direcciones de las Universidades, y en todas cuantas se les pueda ocurrir.

Al fin y al cabo, integrar el mayor potencial de talento y de calidad de futuro que nos regalan las nuevas generaciones y hacer de éste, un mundo sumamente mejor  sería, simplemente, como todas las cosas importantes y relevantes en esta vida, cuestión de actitud.

jueves, 13 de marzo de 2014

¿En qué pensamos las mujeres?

Una de las cosas que mayor información te da sobre los demás, es saber lo que ellos creen que piensas. Cuando la tesis de alguien sobre el pensamiento de otro es errada, se abre un interesante diálogo consciente que despierta los receptores “vida-ajenos” que todos tenemos, en mi caso, no tantos como desearía, pero suficientes para que merezca la pena compartirlo.

A  lo largo de mi vida me he dado la tarea de profundizar y disfrutar del divertido arte de la observación y el diálogo, lo que de forma empírica me lleva a la siguiente conclusión: “Dime lo que crees que pienso y te diré quién eres”.
 

Si eres mujer es muy probable que te hayas encontrado alguna vez que, estando en una cena o situación de compartir con amistades, de pronto un varón te mira fijamente con cara de espanto y te dice a voces “sé lo que estás pensando y créeme, no es eso, para nada!”.

¿En qué pensamos las mujeres?...  nada más claro que un ejemplo para responder a esta pregunta. 

A continuación, les paso una lista de los pensamientos que han ocupado mi mente femenina promedio, en el breve espacio de 2 minutos, al salir de mi consulta con el dentista hasta subir al taxi:
  1. Puedo mejorar esa receta del dulce de chocolate solo con más azúcar? O será la marca del chocolate...
  2. ¿Hay que comprar azúcar? Ah, no, ya compré ayer
  3. Dios mío, se ve espantoso ese señor con ese peluquín, cómo puede ser que su esposa se lo permita, será que la señora no es su esposa? Ella se ve elegante
  4. Al final no vi la película, será que pronto la dan en la TV por cable?
  5. ¿Para cuándo daba a luz mi prima?
  6. Creo que mi mamá ya terminó completamente el tratamiento con el dentista… o le quedaba aun algo, luego le chateo
  7. La hora de la cita con el doctor, sé que la cambiaron, pero a qué hora quedó? (se me quedó la agenda en la otra cartera).
  8. ¿Por qué me mira así ese joven? Eso es una grosería, si está cabreado con el mundo que no la pague conmigo
  9. viene un taxi, ay plis, plis, que me lleve… no quiero llegar en pleno mediodía a la oficina, quiero revisar los correos antes de almuerzo
  10. ¿Será que hicieron el DUMI? Bueno ahora lo veo al llegar…
  11. ¿Cargo sencillo?
  12. Ay sip, se paró!!! weeeeee
  13. ¿Como le digo para que no le parezca lejos? Por Tumba Muerto?
  14. Bingo! a la primera...!
  15. 5 dolares, este es todo el efectivo, pues si, esto no me tendría que costar ni dos, aunque seguro el muy hdp me cobra más… bueno, al menos cargo suficiente si me quiere sacar más, hoy no discuto
  16. Justo suena el cel cuando estas entrando en el taxi... 
  17. Tengo un esposo consciente y protector, que bien!
  18. No, este taxista es bien normal y de fiar.
  19. Si, mejor le llamo al llegar así no sufre...
  20. Este pantalón parece sucio!!!… es sucio o descolorido? no puede ser que el negro de la tela haya perdido fuerza… si uso jabón para colores oscuros, sino, no me hubieran durado ni medio año...
  21. Qué feo huele este carro...
  22. porqué le ponen esas telas si luego no las cambian, no le veo la gracia
  23. Dios gracias, encontré taxi, nos fuimos

Ahora bien, siendo realistas, no creo que se trate de lo que pensamos las mujeres... Los hombres saben bien que pensamos millones de cosas a la vez (ya cuentan con ello) y solo imaginárselo se agotan y no quieren ni saber del asunto!

El 90% del contenido de lo que pensamos concierne a terceros, esposo, familia, amigas, clientes… no es nada interesante para el otro... Lo que los hombres desean saber en realidad es qué tanto pensamos y sabemos sobre lo que ELLOS piensan y adicionalmente, necesitan saber qué pensamos sobre ellos. 

Dado que la mujer no suele dar pistas sobre lo que de veras le ocupa la mente, sino que -consciente del poder de conservar para sí ciertos pensamientos, igual que lo es el varón con los suyos- entra en el juego en el que no queda más remedio que adivinar lo que otro piensa.

Hay parejas sumamente modernas que optan por ser aparentemente "transparentes"… o al menos eso creen. En ese caso, la diversión está en que se dé todo lo detallado en el párrafo anterior, pero haciendo que parezca que -de lado y lado- existe total franqueza en la develación de pensamientos.

Señores, estimados amigos y lectores, imagínense adivinar! Este debate se ha llevado a las pantallas de cine con títulos memorables como el que le da nombre a este post… pero la verdad, sus protagonistas tienen que hacer uso de la magia para alcanzar el don y lamento informar que tales poderes no existen...

Enfrentémoslo, lo mejor para ganarse la mente de una mujer y ocupar sus pensamientos en la mejor forma posible es, como todas las cosas importantes en esta vida, cuestión de actitud.

 

 

miércoles, 12 de marzo de 2014

La frontera de las libertades


Últimamente he tratado varios asuntos que me han recordado lo difícil de la vida en una sociedad abierta, con libertad de opinión, especialmente en los medios de comunicación, que hoy incluyen a las redes sociales.
Lo que debería ser gestionado como una bendición y cuidado como oro en polvo,  se relega tristemente a la menor consideración. No sé si por no valorar lo que ello implica o peor, porque es cierto lo que dicen sobre las enfermedades del alma que hoy dirigen la vida de tantos seres humanos.

Con los años, descubres que para gestionar la vida propia y recibir bondades, es preciso ejercer un constante balance entre ímpetu y contención. Así nace la necesidad de alcanzar la rara templanza. Pero esta pareciera venir incorporada solamente en el chip de los más "sabios” y si consideramos que la mayoría pertenecemos al común de los mortales, entonces  ¿cómo podemos lograr equilibrio en nuestras vidas y ser más justos con nosotros mismos y con el prójimo?

 
La frontera de la libertad es un hilo invisible que a menudo trazamos –estúpidamente- a nuestra mera conveniencia:

Ø  Empezamos más o menos bien,  con un: “Creo firmemente en lo que creo”

Ø  Nos desviamos de la ruta con un:“ y por ello es bueno”

Ø  Y  terminamos llegando al puerto equivocado con un: “así que YO digo abierta y firmemente lo que pienso porque es lo que YO creo y por ello es bueno”.

En el fondo, es lógico vivir convencidos de lo que nos “convence”, valga la redundancia, pero en cuanto al arte de dudar se refiere,  éste se practica con mayor entusiasmo cuando enfocamos la duda hacia otros y no hacia nuestras propias acciones o pensamientos.

Generalmente, los errores más cotidianos -esos que de nimios los elevamos a desastrosos- suelen ser causados por nosotros mismos y no por esos terceros que tenemos en la "lista de culpables". Así es como vivimos a diario dando tumbos, en ridículos círculos de autoconvencimiento, extendiendo de forma voluntaria las situaciones que nos molestan o obstruyen. ¿No es triste? Y cuando esto nos agota, por necesidad de despresurizar nuestra vida comenzamos automáticamente a señalar hacia afuera con vehemencia...  

Todas esas descargas de desprecio, insultos y los tan comunes “falsos llantos”  y demás memeces que se publican desordenadamente en las redes sociales, son una lamentable prueba de ello. Tan y tan convencidos estamos de nuestra deformada realidad -a la que nos atrevemos a llamar verdad- que nadamos en el mismo charco que nosotros mismos enlodamos a diario.  
Si todos nos dedicásemos a buscar la verdad más allá de nuestras necesidades más egoístas e integráramos la rara figura del respeto al prójimo, con educación, sencillez y generosidad de espíritu, comenzaríamos automáticamente a practicar el arte de dudar, antes de “vomitar juicios” en la red.  

Las redes sociales nos han colocado en una especie de olimpiadas de popularidad que se alimentan de la ociosidad  y de la necesidad patológica de comunicarnos a todo costo, lo que las torna en un escenario para dar compartir la crisis de valores en la que estamos sumergidos.  Hoy, leer insultos y muestras de falta de respeto a otros se ha tornado en algo habitual y aplaudido a través de la figura del LIKE y de los comentarios.

Sin ir muy lejos, ayer mismo fui testigo del juicio público a un Arzobispo de México relativo a sus recomendaciones, las cuales recopiló en un texto y recuerda en sus sermones. Sin ánimo de entrar en el contenido de la supuesta noticia (digo supuesta porque -no lo olvidemos- la fuente no es fiable) les comentaré que prácticamente todos los comentarios que derivaron de dicha compartición eran tóxicas descargas de odio. Y si -despejando lo doloroso de algunos de los comentarios- logramos con la mente fría analizar la actitud de los que los escribían, detecto constante apología de una falsa “modernidad” cuyo objetivo podría ser el de mantener un estilo de vida en el que el único que cuenta es "uno mismo" y además, les otorga la potestad de proferir juicios públicos y desordenados, crueles a menudo, de seres humanos con nombre y apellido.

¿Dónde quedó la libertad de la persona a la que juzgan? Para estos jueces improvisados, solo es válida la libertad del que critica más no la del que debería tener derecho a protegerse o defenderse de estos feroces lobos cibernautas.  Si bien no dudo que haya casos en los que el protagonista de una noticia necesitaría -con urgencia- ser juzgado por un tribunal competente, seamos conscientes de que este espectáculo de catarsis mal entendida que estamos viendo a diario ha llegado a destruir a familias y vidas de forma injusta, solo por el mero placer de quienes necesitan descargar sus tensiones y miedos.

Usar las redes con responsabilidad y defender la libertad personal, considerando absolutamente a todos los implicados en cada realidad, debería ser parte de la educación que nos dan en el hogar y en las escuelas. En fin, para aquellos que creemos que un mundo mejor es posible, no nos quedará más remedio que generar -a través de nuestras propias acciones- aquellas  dinámicas y sinergias que promuevan la templanza y la capacidad de anteponer un filtro de valores en todo lo que hagamos.

Al fin y al cabo, hacer de esta una sociedad más justa y defender la libertad es, como todas las cosas importantes en nuestra vida, cuestión de actitud.

lunes, 10 de marzo de 2014

2014: El Carnaval del orden


El 2014 ya cerró el capítulo Carnavales 2014, dejando atrás ese momento tan anhelado para los panameños, así que ya nos precipitamos veloces hacia el último "lapso" antes de la larga recta del lluvioso invierno que es la Semana Santa.
 
 

El Carnaval de Panamá suma tradiciones que se suceden bajo un curioso "orden" que bajo una magia alimentada de la tradición, favorece un curioso “desorden”.

(Nota aclaratoria: La palabra “desorden” en Panamá se usa para describir la diversión -algo desatada-  fruto de elementos que le ponen fin a la tranquilidad, organizados o no, a veces por causa de algo o alguien que “instiga” a desmadrarse).

Así pues  elementos indispensables de las ya vencidas fiestas, como los “Culecos”, “Topones”, “Pe-haches”, “Bailes”, "Mojaderas", "Tunas, "Murgas", "Grillos", "sus ocupantes".... un generalizado look de playa incluso tierra adentro y lentes de sol de todos los colores posibles, se traducen hoy, días más tardes con restos de quemaduras solares y demás efectos, derivados de la sucesión de eventos que componen la cartelera más respetada y tradicional de las fiestas populares en este pequeño gran país.  

Los actos de la semana del Carnaval,  conforman -de frontera a frontera- una agenda diaria inapelable,  cuyas verdaderas protagonistas son las Reinas de cada “Calle Arriba” y “Calle Abajo” de cada pueblo, cada isla y de cada rincón. Ello incluye a la ciudad Capital, con su Reina y Princesas que en los últimos años ha elevado la calidad del programa de eventos y de la oferta en general, integrándose el Carnaval “Metrocity” al menú turístico de la República de Panamá.

Diría que las fiestas de Carnaval se viven en Panamá (como en tantos otros países) como una vía de escape al estrés acumulado del año, sobre todo en los últimos tiempos en que la Navidad y el fin de año, lejos de ser el tiempo de júbilo y renovación, se tornan cada vez más en una triste apología  del consumismo exacerbado y excesos indigeribles. Así pues cabe sospechar que debido a lo desgastante que es el fin de año, al llegar el mes de febrero en pleno  verano panameño se vive la semana de Carnaval como una inapelable catarsis, un verdadero método de eliminación de la tensión mental y física producida por las deudas, las enfermedades y los miedos. De hecho, tiene elevados resultados en lo último ya que desaparece el miedo al Dengue, al Anta virus y a tantos otros patógenos habituales…

Si bien para lograr el cometido del Carnaval, éste precisa de mucho licor y grasas saturadas, notamos que a diferencia de las fiestas de fin de año, las fiestas del Rey Momo sí “otorgan” el fenómeno del júbilo tal y como muestran los rostros de sus participantes, a lo largo de mas de cuatro días de desenfreno. Es por todo eso se conoce a esta fiesta, más allá de por sus actividades, por el peso de sus consecuencias... Sin embargo, pareciera que el 2014 trajo más cordura que nunca o “más orden dentro del desorden”, según reportan los "veteranos" amantes de esta fiesta.

La verdad, muchos somos los que estamos atónitos por la excelencia del carnaval 2014, que se pre-proclamaba el “Carnaval de la política” en un tono con clara intención de elevar la preocupación general por lo que ello pudiese implicar  y sin embargo, dicho por “carnavaleros expertos” con edades comprendidas entre los 40 y los 60 años, “Éste ha sido el mejor carnaval en décadas”! Los motivos se resumen comentando que se ha apreciado una altísima participación con una bajísima incidencia de eventos no deseables. Es decir, el desorden festivo que compone la semana que precede al miércoles de Ceniza, ha tenido  más orden que nunca y ha permitido que la diversión fuera mayor.

Se reportaron menos accidentes y se contaron menos infracciones (menor incidencia de ebriedad al volante, autos en mejores condiciones, conductores con las licencias de conducir al día…) y ni el Dengue ni el “Anta” opacaron ni impidieron la exitosa consecución de la semana más esperada, festejada y re-memorada por los que han sido “criados” en el Istmo de Panamá.
Sería justo felicitar a todos quienes hicieron posible que el buen hacer diera lugar a una indudable mejor diversión, en un marco general donde reinó un mayor respeto hacia los demás y hacia uno mismo, sentando así un interesante precedente.

Al fin y al cabo, lograr que el Carnaval de Panamá sea un fiesta que merzca la pena celebrar y compartir con el mundo es, como todas las cosas importantes en esta vida, cuestión de actitud.