Ayer fue el último día calendario para que medios y
encuestadoras pudiesen realizar publicaciones sobre los resultados de los estudios
nacionales que revelan la intención de voto en Panamá.
Nuevamente, vimos que
las dos grandes empresas encuestadoras nacionales dan resultados antagónicos, si bien
ambas coinciden en un fenómeno histórico: un empate técnico entre 3 candidatos.
Esta HIDRA de poder que no ha logrado devorarse entre sí, requiere
de una pronta definición sobre cuál de sus tres mentes será la que gobierne los
movimientos del cuerpo en los próximos 5 años. Como residente extranjera, debo
confesar que el hecho de no poder ejercer el voto en el país en el que vivo y
trabajo, al contrario de lo que pensaba hace un tiempo atrás, hoy se torna en
parte, en una liberación.
Estas elecciones, tal y como se predijo hace dos años por
parte de los principales analistas y comunicadores sociales, han sido verdaderamente
únicas en su especie. Un escenario pre-electoral sin precedentes, con tal densidad
informativa y publicitaria por parte de los tres principales contendientes que,
a día de hoy, nos tiene cubiertos con un manto multicolor, sembrado sobre la faz de la patria istmeña. El
cual, por cierto, espero sea velozmente
extinguido entre el día 6 y el 8 de mayo…
Hoy, entendemos que la publicidad en exteriores, con todos
los formatos imaginables, es parte intrínseca de la fiesta electoral, pero tras
la misma, tanto si tu partido fue el vencedor como si no lo fue, así sea por
treinta-mil votos, por favor, retiren todos los afiches, banderolas, lonas,
carteles sembrados, pasa-calles, estandartes y demás comunicaciones impresas,
de todas las calles, avenidas, edificios, parterres, isletas, parques, farolas,
semáforos… que hoy se extienden a lo largo y ancho del país.
Como entusiasta de la comunicación, debo confesar que esta
contienda está siendo un verdadero caso de estudio que no puedo dejar de vivir,
seguir y evaluar. Hemos visto como algunos candidatos han logrado marcar nuevas
tendencias estéticas y estratégicas, tanto en materia de filmación y expresión
ante la cámara (por ejemplo estableciendo una nueva distancia con la misma), como
en materia de las fuentes tipográficas a usar.
El Sr. Arias, por ejemplo, nos trajo el súper primer plano,
el que corta a mitad de la frente, otorgando una experiencia de realidad y de proximidad
con el espectador, algo que vemos que ha imitado el Sr. Navarro en una de sus
últimas cuñas televisivas, lo que implica que ya es una nueva forma de
comunicarse en materia publicitaria en nuestro país.
En cuanto a la calidad de producción de las piezas
comerciales, estamos viviendo pasos agigantados en cuanto al uso de la luz, del
color, de los efectos en post-producción y por supuesto, de la filmación y
edición para alta definición y es justo admitir que algún comercial ha sido
verdaderamente impresionante en este sentido. Pero también hemos visto
afianzarse otra forma más sencilla de comunicarse con el electorado, no tan
sofisticada, la que muestra un esquema más clásico del candidato (que no
tradicional). Por supuesto, preservando calidad de encuadre, de luz y de todos
los elementos que conforman la pieza, mensaje incluido.
Así pues, podemos afirmar que la intención de lograr calidad
técnica en las piezas ha sido un denominador común. En cualquier caso, este asunto es sumamente interesante
porque se ha coincidido en la busca de la calidad de ejecución pero se han
contrapuesto visiones y ello denota que cada quien cree que el elector es
"alguien diferente" o bien, quizás cada candidato se proyecta hacia un distinto perfil
de elector según el momento de la campaña. Esto suele suceder cuando ya no se desarrollan
las piezas pensando en aguantar tu voto duro, sino cuando el equipo de
la campaña del candidato siente que debe enfocarse más hacia aquellos que
todavía no han tomado una decisión.
Miren, cuando vemos que en un país que por tantos años fue
"bipartidista", se ha tornado -definitivamente- en “tri-partidista”, el nuevo escenario obliga en cierto modo a revisar mucho más profundamente (a nivel interno) el trabajo que
se debe llevar a cabo dentro de cada partido, es decir, trabajar de manera menos superficial.
Creo que el Panamá de hoy, líder en materia turística,
logística, en transporte, en biodiversidad… necesita políticos con vocación de servir; verdaderos administradores
públicos, capaces, que hagan su "tarea" en materia social, ecológica, visual, educativa,
sanitaria y que lo hagan de la mano de los mejores en cada caso, con
transparencia de procesos y haciendo un uso adecuado de la tecnología,
incrementando así la competitividad del país a la par que mejoran la
competitividad de quienes lo habitan.
Amigos, gane quien gane de los tres, que Dios lo ilumine
para que se rodee de los mejores. No de sus mejores amigos, sino de los mejores
amigos del BUEN HACER.
Un país sin sostenibilidad medioambiental un país sin
futuro.
Un país sin protección para la juventud en riesgo social, sería
es un país sin futuro.
Un país sin calidad en la gestión pública del agua, sería un
país sin futuro.
Un país en el que no fueran evaluados sus educadores, sería un
país sin futuro.
Necesitamos un país cuyo gobierno trate el turismo como un
proyecto de Estado, protegiendo sus costas y espacios naturales, normando la
calidad del servicio y la atención turística, haciendo campañas educativas y limitando la altura de las construcciones en
las playas y áreas rurales…
Todo lo que cito está de alguna manera entre las promesas de
los tres candidatos, solo espero que sean, en los tres casos, verdaderos planes
de trabajo que se vayan a respetar, con incentivo pero también con
fiscalización.
El tema de la seguridad sería probablemente tema para llenar
todo un artículo, pero para no dejarlo por fuera en esta reflexión de hoy,
simplemente les hago la observación de que suele ser el resultado de cómo se
gestiona todo lo anterior.
No creo que incrementar los castigos o las penas resuelva de
veras un problema, pues creo más en atacar una situación desde su raíz. Son las
oportunidades -y la calidad de las mismas- las que definen la trayectoria de
cada uno de los seres humanos. Por supuesto que las fuerzas del orden deben
preservarlo y deben ayudar a combatir el flagelo del narcotráfico, pero éste
mismo, así como cualquier forma de crimen organizado, se debilita en el país cuyos
habitantes cuentan con un sistema administrativo, jurídico, fiscal y social que
les construye un escenario de oportunidad. Ello hace bajar índices de delincuencia,
de suicidios y de víctimas que suelen ser el resultado de un escenario enfermo.
Gane quien gane, deberá llevar a cabo la gestión implacable
de aquellas políticas que no satisfacen a algunos pocos, como esos que velan
solamente para sus beneficios personales y que, lejos de ser un puente de
progreso, constituyen un tóxico para el verdadero desarrollo del país.
Así pues, gane quien gane, que tenga el valor de gobernar
para el país entero, para los más débiles, para las minorías rechazadas, para
salvaguardar el que seamos de veras un puente de vida (con lo que ello implica)
y que nuestro sistema educativo compita con el de los países más avanzados en
materia de educación pública.
Al fin y al cabo, saber gobernar para el bien de 3.4
millones de almas es, como todas las cosas importantes en esta vida, cuestión
de actitud.