viernes, 8 de agosto de 2014

¿CIUDAD SIN CABLES VISIBLES?





Esta mañana me estaban comunicando que la Ciudad Capital de la República de Panamá ya está cerca de eliminar los ramilletes de cables de electricidad que por décadas se han apoderado de la belleza que pudieran tener las calles. 

Ni la majestuosidad de los gigantescos árboles centenarios, con sus cuerpos verdes y esponjosos logra opacar nuestra peor barrera visual.

Nuestra ciudad ha sido acordonada por demasiados años por los inquisitivos hilos de cobre y goma de recubrimiento, que inevitablemente ceden a la gravedad, jamaqueando zapatillas, ardillas y pájaros entre estaca y estaca,  en el vil y tiránico “sitio" de poder eléctrico. Saber que estamos viviendo los últimos meses de esta era de cableado visible, es como recibir esa primera brisa del verano en los primeros días de noviembre, pero con el efecto multiplicador que viene con lo ansiado bajo la más triste desesperanza.




Dicen que la Fe es lo último que debemos perder y puedo asegurarles, con total honestidad, que siempre esperé recibir esta noticia. Diría sin temor a equivocarme que ésta ha sido una esperanza compartida con el gran común de los ciudadanos... pero no creo que tal gesta debiera ser vista como una hazaña heroica de los administradores políticos que, finalmente, dicen que la van a llevar a cabo; Lo grande no está en el avance lógico en esta materia, sino en que nada se haya hecho al respecto por tantos años.

Entiendo que todo lo que concierne a energía eléctrica, siendo ésta de primera necesidad en todo el país, debe ser tratado como un asunto de Estado, sin embargo, muy en el caso particular de una ciudad como la nuestra,  que es la capital del país más pujante de la región, me alegro si finalmente se toma como una labor de gestión urbana o mejor dicho de re-ordenamiento de los elementos que convergen en una planificación urbanística sostenible, algo que tanto necesita la Capital de la República de Panamá.


Esperemos que esto abra un nuevo capítulo en la mentalidad de la administración pública y tras este "logro" comencemos a evolucionar en materia de energía renovable... a este paso nos convertiríamos en caso de éxito mundial y una ciudad-escuela, tan ejemplar, que nos deberían estar visitando de todo el mundo ingenieros, urbanistas, ecologistas, arquitectos... ¿No sería hermoso? Yo lo veo posible.

Si procede como anunciado, a pesar de lo que escribí tres párrafos atrás, me sentiré muy agradecida y con ganas de felicitar a los que sean responsables por ello, dado que,  al fin y al cabo, ellos serán quienes elijan de forma libre seguir el norte correcto con este asunto.

Al fin y al cabo, hacer que nuestra ciudad alcance esa madurez inteligente, que la convierta finalmente en la más bella de la región, como todas las cosas importantes de la vida, solo es cuestión de actitud.


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