martes, 14 de enero de 2014

Todos somos turismo

Vivir en Panamá (panameño o no) implica mucho más que asumir la lucha contra la humedad de los clósets, o aprender a gestionar el estrés al volante de tu automóvil. Somos un destino turístico, estamos bendecidos con esta dicha, pero todo panal viene con sus abejas. Lo inteligente es asumir nuestro rol dentro de este nuevo escenario.

Definir cómo aportamos lo suficiente para sentirnos “socios” de este gran negocio, que es el turismo, es un ejercicio de enfoque honrado y de auto-exigencia en lo que hagamos, así sea nuestra tarea menos obvia en cuanto a su relación con el turismo, como por ejemplo, dar las noticias en un programa de radio, limpiar en un lava-auto o atender a pacientes desde una consulta médica...

Si lo que aportamos lo hacemos con excelencia, educación  y estilo, obtener el beneficio será una respuesta espontánea del propio mercado hacia nosotros y hacia “los nuestros” (familia, comunidad, sector, gremio…).

Lo irónico del caso es que la barrera que pueda existir entre los ingresos del turismo y nuestro bolsillo, generalmente somos nosotros mismos, con la suma de nuestros déficits de voluntad en nuestro diario vivir. Sentir poco "los colores" de nuestra actividad profesional o económica, por ejemplo,  puede significar la diferencia entre subsistir o vivir bien.
La sensación general que se tiene en Panamá es nos llegó la era del turismo antes de lo esperado. Pero es que en los últimos años, con la labor a lo interno y hacia el exterior tan fuerte que se ha realizado de forma conjunta desde el gobierno y la empresa privada, se abrió la caja de Pandora y hoy, el turismo dejó de ser un tema a debatir. Amigos, éste es un tema a gestionar aquí y ahora, a diario y por parte de absolutamente todos.

¿Queremos más ganancias? Entonces nunca jamás volvamos a botar basura en la calle o fuera del receptáculo,  jamás dejemos el rastro de nuestras mascotas en un camino o en un parque y jamás volvamos a ser indiferentes a la consulta que un turista nos haga en medio de la calle.



La pereza o la desidia que lleva a tantos ciudadanos a caer en este tipo de actitudes perjudiciales para un Destino es muy facil de vencer. Tan solo es un diablo feo, peludo, hediondo y todo lo que gusten, puede ser aterrador, pero solo tiene acceso a la fiesta si le hacemos llegar una invitación, se lo aseguro!

A diferencia de nuestro vecino país Costa Rica, en que toda alma que te cruzas transforma el rostro y su sonrisa cuando detectan que eres turista y, no sabes cómo, pero te encandilan a hacer uso de ese u otro servicio y hacer esa o la otra visita, en Panamá todavía se tiende a disociar los intereses del turismo por parte del ciudadano. Es decir, el grueso de la ciudadanía aún cree que los activos que entran junto con los turistas llevan tatuado el nombre de la compañía aérea y del hotel que los recibe, solamente. Un craso error, qué manera de desaprovechar los regalos del cielo!

Emanciparnos hoy como ciudadanos en sociedad ya no es una opción sino es una obligación. Dejemos de esperar que nos digan qué hacer o cómo hacerlo, hagamos lo que sabemos hacer y hagámoslo con excelencia. Seamos honrados en la oferta, generosos en el trato y brillantes en la calidad, sin importar cuál sea tu negocio porque… Todos somos turismo!

Bancarios, universitarios, estilistas, transportistas, artesanos, productores agrícolas, médicos, enfermeras, deportistas, cocineros, mecánicos, guardas forestales, eco-guías, turoperadores, fabricantes de carteles señalizadores, vigilantes de playas, o de ríos, fotógrafos, vestuaristas, actores, músicos, maestros, doctores, bomberos, funcionarios públicos, pintores y decoradores, mecánicos agrónomos, techadores, fabricantes de máscaras, barqueros, instructores de buceo, pescadores,  etc. Todos somos turismo. Pero sólo aquellos que lo entiendan y asuman, recibirán su recompensa.
Al fin y al cabo, disfrutar de las mieles del desarrollo en un pais, como todas las cosas importantes en la vida, es Cuestión de Actitud.

 

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